El retraso simple del lenguaje es la detención temporal de la evolución madurativa del niño/a en los aspectos del lenguaje
(fonético-fonológico, morfosintáctico, léxico, organización del discurso), no presentándose alteración evidente en las capacidades mental, sensorial, motora o
relacional.
La característica principal es el evidente retraso del lenguaje productivo, junto a una
aparente buena comprensión, pudiendo ir asociado, con frecuencia, a un retraso ligero de tipo psicomotor y de un retraso en la expresión gráfica. El aprendizaje de la lectoescritura les ayuda a
reflexionar sobre el lenguaje oral y evolucionan positivamente. En otros casos se presenta un retraso en el aprendizaje de la lectoescritura y puede generar un trastorno escolar. Si se interviene a
tiempo, el niño puede lograr un nivel normal de lenguaje, si no hacia los seis o siete años, el retraso se convierte en una alteración del lenguaje oral. Podemos diferenciar varios grados de
afectación:
- Dificultades articulatorias asociadas a una alteración en la construcción gramatical de la frase. Se suele acompañar de tensiones
afectivo-emocionales. No es un problema definitivo y se suele superar espontáneamente.
- Dificultades articulatorias con un lento desarrollo verbal y déficit en el vocabulario y en la memoria auditiva.
- Defectos articulatorios junto con el déficit en la expresión y comprensión verbal.
Aspectos más característicos que definen el tipo de lenguaje de niños/as con retraso simple del lenguaje:
- Articulación limitada a unos pocos fonemas.
- Errores de articulación (dislalias múltiples).
- Exceso de mímica.
- Reducción de los patrones lingüísticos (no busca ampliarlos).
- Emisión vocal ininteligible.
- Pueden llegar a adquirir una “jerga” particular monótona y rápida, sólo comprensible para los padres y hermanos; utiliza elementos de
coordinación y expresiones equívocas.
- Pobreza de expresión, repetición de ideas, uniones de frases de manera inadecuada.
- La comprensión, en general, es normal.
- Frecuentes trastornos asociados, como la mala lateralización y problemas de psicomotricidad.
- Incapacidad para atenerse a un tema, perdiendo el hilo del discurso fácilmente.
- Lenguaje espontáneo de peor calidad que el lenguaje que repite.
- Hablan cuando quieren y no cuando se les pide.
- Uso excesivo del “de” para las uniones y “que” para introducir frases.
- Escasa utilización de los tiempos verbales, es frecuente el infinitivo “querer”.